Desde Rusia con amor
Hace un par de entradas finalizaba con Spellbound (Alfred Hitchkock, 1945). En ella colaboró Salvador Dalí en la elaboración de decorados surrealistas para un sueño. Esta entrada es, cuanto menos, surrealista. Iba a titular esta entrada como la célebre novela de Fyodor Dostoyevsky (1821-1881): "Crimen y Castigo". El crimen, pasen y vean:
La mochila está llena de droga, sino, no me explico por qué está feliz
El castigo: la humillación nacional a nivel mundial. Los 2'15 cm de Pau Gasol se van a encargar de que se vea bastante bien desde muy lejos.
¡Perdóname, yo no quería! ("Se la he metido doblá")
El paradigma del mal
Ejemplos de su maldad los hay por doquier. En un acto totalmente indiscrimanado, cogieron el marxismo y lo convirtieron en leninismo - ooohhhh -, no contentos con ello, vivieron durante casi un siglo en un país cuyo nombre se componía de siglas - doble ooohhhh -, les aguaron la fiesta a Napoleón y Hitler, tuvieron un presi con un lamparón en la azotea, otro que bebía como un cosaco y del actual no digamos nada, y cuando te quieres dar cuenta, te han desnudado y te azotan la espalda con ramas en una sauna que se llama banya. Chungos de verdad.
El Cazador (The Deer Hunter, Michael Cimino, 1978)
De todas formas y pensándolo bien, los rusos no tienen la culpa de ser tan horteros. Todo el que haya visitado el país sabe lo horteras que pueden llegar a ser y mirando así un poco por encima y por debajo, creo que dichos uniformes representan bastante bien el espíritu cañí y del despiporre nacional que invade nuestro país las últimas décadas. No necesitamos un chándal de la ruta del bakalao para humillarnos, nos humillamos nosotros mismos y si no, nuestros políticos se encargan de ello. Además, los rusos van igual, eso demuestra que no son tan malos, sino simplemente horteras.
Perdónalos Padre, porque no saben lo que hacen
Los vestidos incorporan compresas con tripis
Jesús no es ruso, pero es hortera de bolera
¿Por qué
calla la voz de la alegría?
¡Suenen
alto las báquicas canciones!
¡Y vivan
las mujeres que sus dones
nos
prodigan con amor y galanía!
Llenad la
copa sin temor
y a su
fondo argentino
al
espumoso vino,
los
anillos echad, prenda de amor!
Brindemos
a una voz con ilusión:
¡Vivan las
musas! ¡Viva la razón!
¡Arde,
sol, con llama cegadora!
La lámpara al punto palidece
cuando su
clara luz vierte la aurora.
Así falsa sapiencia desmerece
ante el
sol inmortal de la verdad.
¡Viva la
luz y no haya oscuridad!
Canción báquica
1825
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En cine también han sido muy, muy grandes. De Sergei Eisenstein (1898-1948) a Alexander Dovzhenko (1854-1956), de Mikhail Kalatozov (1903-1973) a Andrei Tarkovsky (1932-1986) - que adaptó al cine la obra "Solaris" de Stanislaw Lem, creando un clásico imperecedero de la ciencia ficción - de Aleksandr Sokurov a Nikita Mikhalkov y su hermano Andrei Konchalovski (a éste se le fue la pinza en EE.UU. con Tango & Cash, pero antes nos dejó Siberiada)
El Acorazado Potemkin (Sergei Eisenstein, 1925)
Tierra (Aleksandr Dovzhenko, 1930)
Cuando pasen las Cigüeñas (Kalatozov, 1957)
Solaris (Andrei Tarkovsky, 1972)
Qumeado por el Sol (Nikita Mikhalkov, 1994)
El Arca Rusa (Aleksandr Sokurov, 2003)
Qumeado por el Sol (Nikita Mikhalkov, 1994)
El Arca Rusa (Aleksandr Sokurov, 2003)
En los X Men también había un ruso, con un gran corazón aunque a veces confuso respecto al bien y al mal: Coloso.
Bueno, para terminar os dejo el Concierto para piano Nº 1 en Si Bemol Menor de Tchaikovsky, interpretado
al piano por Artur Rubinstein, con la Orqueta Filarmónica de Boston,
dirigida por Erich Leinsdorf.
¡Qué noooo! Claro que la voy a poner, "Back in the USSR", en lugar de los Beatles, Paul McCartney tocándola en directo en la Plaza Roja de Moscú en 2003.
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