viernes, 6 de julio de 2012

Italians Do It Better





     Italians Do It Better es el nombre de una nueva discográfica fundada por Mike Simonetti padre también de Troubleman Unlimited Records (Black Dice, Wolf Eyes, etc). Creada para dar rienda suelta a la vertiente más "italo-indie-dance" de su catálogo. Últimamente están en boca de todos gracias al éxito de su grupo insignia: Chromatics. Éxito derivado de la inclusión de su canción "Tick of the Clock" en la banda sonora de Drive (Nicolas Winding Refn, 2011) y la gran acogida de su posterior álbum "Kill for Love" (2012).

  



Chromatics: "Kill for Love" T-E-M-A-Z-O


     Sinceramente, no me gusta la peli, técnica y estéticamente es un prodigio, pero el argumento carece de sentido, la historia de amor es infumable (el interludio patético-romántico en el río es vomitivo) y el final es una majadería total. Además, el arquetipo de antihéroe silencioso, salvaje y violento, pero con sentimientos está muy manido. Me remito por citar un ejemplo a Le Samouraï (Jean-Pierre Melville, 1967) donde Alain Delon deja en pañales a Ryan Gosling, y que ya en su día inspiró Ghost Dog (Jim Jarmush, 1999). No en vano la pelí de Melville se tradujo al castellano con un contundente: "El Silencio de un Hombre".



"No te junto", "no te hablo" y "te mato"


      Personalmente me gusta más el gabardina y sombrero de Delon a la chupa macarra de Gosling que no sé porque pero me suena a Scorpio Rising (Kenneth Anger, 1963) de donde pillaron el nombre los Death in Vegas para su disco homónimo.





Chromatics no es que me vuelva loco, de hecho tampoco me gustan mucho que digamos. A mí lo que me gusta es el nombre de la discográfica. Me encanta. Italians Do It Better. Los Italianos Lo Hacen Mejor. Pero, ¿lo/el qué?

¿Grastonomía? A pesar de que se disputan el descubrimiento con China, elevaron la pasta a la categoría de arte. Así que aquí lo hacen bastante bien.

¿Arte? Da Vinci, Miguel Ángel, Bramante, Rafael, Giotto, Della Francesca, Uccello, Tiziano, Botticelli, Donatello, Bruneleschi, Palladio, etc. Seguir no tiene sentido.

¿El cine? Pufffff. Visconti, De Sica, Monicelli, Germi, Olmi, Comencini, Scola, Risi, Vitti, Mangano, De Santis, Antonioni, Gassman, Mastroianni, Rossellini, Pasolini, Fellini, ini, ini, ini....

¿Fútbol? Las cuatro estrellas sobre su escudo nacional demuestran que hasta hace poco eran de los mejores a nivel mundial, aunque recientemente les hayamos metido un buen rapapolvo.




¿Bailar? Tony Manero en Fiebre del Sábado Noche (Saturday Night Fever, John Badham, 1977) nos demostró que bailando son unos monstruos. Aquí no hay pega que valga.



No recuerdo si Golfo era italiano,
pero están comiendo pasta y eso me vale


 
La Mangano. Dos razones de peso en el cine italiano.


1981 ¡No me siento las piernas!
Le dan la alternativa a Buffon.
(¿Está cagando?)


En el futuro estaré gordo. Súbete a mi moto(nabo)


     En música, buenísimos. En literatura, idem. Pero, ¿y en extorsionar, robar, y hacer daño al prójimo? Antes de estigmatizar a toda una nación, cosa que me parece execrable, procederé a humillar a la mía, lo cual me dará un poco de justificación y me hará sentirme un poquito mejor (realmente bastante).



     Si don Mariano de Larra viviese hoy en día se seguiría pegando un tiro. No encontraría editores preocupados en encontrar el próximo y miserable Planeta, los bancos le habrían deshauciado por no poder pagar la hipoteca y se acabaría descerrajando el cielo de la boca en un plató de un Reality Show delante de su hijo al que acudiría a cuidar una superniñera pechugona.


A veces veo funcionarios.
Lea usted el blog mañana.


     Volvamos con los italianos y sus primos allende los mares, los italoamericanos (éstos, sí que son chungos de verdad). El cine y la TV nos han dado muestras más que suficientes de lo malo-malísimos que pueden llegar a ser. Desde la Trilogía de El Padrino (The Godfather, Francis Ford Coppola, 1972, 1974, 1990) hasta la mejor serie de TV (premio ex aequo de mi corazón con The Wire), The Sopranos (1999-2007), pasando por clásicos impepinables como Scarface (Howard Hawks & Richard Rosson, 1932). Veamos algunos ejemplos de lo malos que pueden llegar a ser:


¿La factura del traje? Emh, ... un momento, por favor.


¿La Junta de Andalucía? Tengo un trailer entero de pizarras digitales.


Me gustaría prejubilar a mi hijo de 11 años en el ERE de Mercasevilla


¿Malaya? No, Nunca he estado en Malasia.
¡Qué la depilación del bigote se la pagó la Pantoja de su bolsillo!


     ¡Qué tíos más chungos! ¡Joder! A todo esto el otro día vi Gomorra (Matteo Garrone, 2008) que se me pasó en su día. Basada en el libro sobre la Camorra de Roberto Saviano, uno de los hilos argumentales trataba sobre como se deshacían de los residuos industriales sin un tratramiento previo, es decir, ilegalmente, enterrándolos en cualquier lugar que encontraran. No le di más importancia hasta que unos días después vi un documental en La 2 que me dejó bastante impactado. Se llamaba "Toxic Somalia", y relataba como mafiosos y delincuentes italianos exportaban residuos industriales sin tratar a los países más pobres del Tercer Mundo, Somalia y Haití, para tirarlos llana y simplemente allí. En el documental una frase de un delincuente arrepentido me dejó helado (cito libremente):


"Toda Italia desde Nápoles hasta el sur, es un auténtico cementerio o vertedero 
de residuos industriales ilegales. No queda un sólo agujero sin rellenar."


 "Toxic Somalia" íntegro (52 min)


     La frase lleva rondando semanas en mi cabeza y ha sido la excusa para realizar esta entrada tan larga. Espero que mis amigos italianos no se enfaden (como no tengo ninguno, me la pela), pero si un territorio tan bonito como el sur de Italia se ha convertido en un vertedero, creo que no quedan muchas esperanzas para el maldito planeta.


Ciao. Arrivederci.

La sintonía de Flor de Pasión: Adriano Celentano "Azurro".

2 comentarios:

  1. Muy triste lo de los vertederos, y hay que tener en cuenta que con los residuos nucleares se hace lo mismo. Una vez escuché que los mafiosos italianos también se encargaban del tráfico ilegal de inmigrantes, del este principalmente, que los hacían meterse en barriles por si se topaban con las autoridades, y que en alta mar los echaban vivos al agua; al parecer llevaban operando años de esta forma.

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