Tahitian Mountains (Gauguin, 1893)
Cuando a principios del siglo XVI, Vasco Núñez de Balboa, tras atravesar a pie el istmo de Panamá, avistó "una enorme extensión de agua", tomó posesión de ella en nombre de la Corona española y la bautizó como Mar del Sur, que con el devenir del tiempo acabaría cediendo al actual de Océano Pacífico, debido a Magallanes, al cual, sus aguas, le parecieron relativamente tranquilas. La denominación de Mares del Sur, ha permanecido por contra en el imaginario popular y sobre todo en la cultura, rodeado de un halo de aventura, romanticismo y exotismo. No en vano, escritores, cantantes y pintores, fueron a darse de bruces al mismísimo paraíso.
Ballenato Melville
El primero de ellos fue Herman Melville (1819-1891), el primer gran escritor estadounidense de la Historia, y aquí sí, me atrevería a decir que americano. Su celebérrimo "Moby-Dick" (1851) es la primera gran obra de la literatura estadounidense. En la primera mitad de la década de los 40, el joven Melville, que pertenecía a una familia acomodada de Boston, se largó en el ballenero Acushnet a vivir la aventura. Posteriormente, aseguró que su vida comenzó ese día. Desertó en las islas Marquesas, concretamente en la isla de Typee, que da nombre a su primera novela. Allí, vivió aparentemente entre caníbales, aunque de él no probaron bocado. Abandonó la isla y acabó encarcelado en Tahití tras participar en un motín. Tras una estancia en Hawaii en la que se enfrentaría a los misioneros cristianos, volvería a Boston. Sus experiencias serían reflejadas en varias de sus obras, entre ellas "Moby-Dick". Primera vida de leyenda. Evidentemente, la gran obra cinematográficamente hablando es la película de John Huston, "Moby Dick" (1956) protagonizada por Gregory Peck. Por cierto, que el músico Moby se autoproclama descendiente de Melville, y de ahí su nombre artístico.
Greenpeace nunca se lo perdonará
El segundo gran escritor por orden cronológico no es otro que Robert Louis Stevenson (1850-1894), que venía a nacer poco después de la publicación de la gran obra de Melville. A Stevenson se le conoce sobre todo por sus novelas de aventuras, me atrevería a decir que son el arquetipo de la "aventura por la aventura" y muchas veces se suelen asociar a literatura juvenil, lo cual no deja de ser un error, ya que todos estamos necesitados de ciertas dosis de emoción en nuestras grises vidas. Nacido en una de las ciudades europeas más bonitas, Edimburgo, tío-abuelo del escritor Grahan Greene, ha pasado a la historia por obras como "La isla del Tesoro", "La Flecha Negra" y "El extraño caso del doctor Jeckyll y Mr Hyde".
Robert "Tusitala" Stevenson
La Isla del Tesoro (Victor Fleming, 1934)
En 1888 partía desde San Francisco en su goleta "Casco" rumbo a la aventura. Hawaii donde entablaría amistad con su realeza, las Marquesas, las islas Gilbert (parte de la actual república de Kiribati), Tahití, Nueva Zelanda y Samoa. En 1989, realizaría un nuevo viaje y publicaría sus experiencias en su obra "En los mares del Sur". En 1890, compraría un terreno y se establecería definitivamente en Samoa, donde adoptó el nombre nativo de Tusitala, "el contador de historias". En 1894 fallecía en Samoa, donde su lápida reza:
Under the wide and starry sky,
Dig the grave and let me die.
Glad did I live and gladly die,
And laid me down with a will.
This be the verse you grave for me:
Here he lies where he longed be;
Home is the sailor, home from sea,
And the hunter home from the hill.
Jack "Colmillo" London
El tercero, de los escritores, fue otro gran autor de novelas de aventuras, Jack London (1876-1916). Participó en la fiebre del oro en Alaska, contrabandista, buscador de perlas y navegó en su barco "Snark" por los mares del sur, Hawaii, Australia y la Polinesia. Muchas de sus obras contienen datos autobiográficos, como "Relatos de los Mares del Sur", "El Motín del Elsinore" (1914), "Las tortugas de Tasmania (1916) y "Jerry de las islas, (1917). Aun así, sus libros más famosos siguen siendo los del darwinismo perruno, "La llamada de la Selva" (1903) y "Colmillo Blanco" (1906).
Paul Gauguin "Autorretrato" (1889)
Pasemos de los escritores y centrémonos en el verdadero origen de la presente entrada, el pintor francés Paul Gauguin (1848-1903). Máximo representante del postimpresionismo conjuntamente con un tal Van Gogh, cuyas pinturas de mujeres polinesias son reconocidas hasta por el más ceporro de los incultos pictóricos. Su vida fue de leyenda. Pasó su infancia en Perú, sirvió en la Armada francesa, triunfó como hombre de negocios y posteriormente, descubrirá a los impresionistas. El resto, es Historia del Arte.
Arearea (1892)
Tras viajar a las Antillas, vivir en Bretaña y posteriormente en el mediodía francés con su colega Van Gogh (todavía hoy se atribuye el episodio de la oreja a una fuerte discusión entre ambos), en 1891, enfermo y arruinado, abandona a su mujer y cinco hijos y se embarca hacia la Polinesia francesa en los mares del sur. Tahití y las Marquesas serán su hogar. Contrajo la sífilis, la lepra, emparentó con varias nativas y procreó vástagos. En las Marquesas, creyó estar en el paraíso. Su pintura de mujeres nativas semidesnudas con colores puros y formas simples nos siguen fascinando. Morirá en las Marquesas.
¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos? (1897)
No hay muchos filmes que retraten la increíble vida de Paul Gauguin, por citar algunos, la coproducción franco-danesa "Oviri" (Henning Carlsen, 1986) en el que el papel del pintor estaba interpretado por Donald Sutherland y como no, "El loco del Pelo Rojo" (Vicente Minnelli, 1956), película sobre Van Gogh, en la que aparece reflejada la relación entre ambos y que le valió un Oscar al mejor actor secundario a Anthony Quinn por su interpretación de Gauguin. La peli en inglés, se llama "Lust for Life", no digo - más bien, escribo - nada.
Oviri (Henning Carlsen, 1986)
Hay amores que matan, otros cuestan una oreja
El Loco del Pelo Rojo (Vicente Minnelli, 1956)
En el cine son multitud los filmes de aventuras de barcos que surcan las aguas australes. No me voy a parar en ellos, porque existe otra obra que exige toda mi atención. La cinta en cuestión es "Tabú" (1931) dirigida a medias por Friedrich Wilhem Murnau y Robert Flaherty. Casi nada. "Tabú" es una de las poquitas palabras que las lenguas polinesias han legado al castellano.
Es difícil y a la vez fácil hablar de "Tabú". Probablemente se trate de una de las obras más bellas que haya visto en toda mi vida. Una película que hará que aquellos neófitos que tengan sus reparos respecto al cine mudo acaben rindiéndose sin remisión. "Tabú" refleja la belleza en toda su expresión. Un documentalista como Flaherty, cuya vida también es de leyenda y uno de los máximos exponentes del expresionismo alemán, Murnau, acabaron produciendo una bellísima historia de amor, dentro de un documental, ya que los actores eran habitantes de Bora Bora y de Tahití. Reflejan sus actos, sus costumbres, sus alegrías y sus miedos, en definitiva sus vidas. Aunque, el tabú del prejuicio occidental obnubilara la mente de Murnau y obligara a las nativas a tapar sus pechos. El final, es simplemente, precioso y épico.
Jacques Brel
Por último el músico, el cantautor belga francófono, Jacques Brel (1929-1978). Su música es sobradamente conocida, destacando por sus letras románticas cargadas de dramatismo y por evocar la vida diaria con sus metáforas líricas. Brel se largó a Las Marquesas al final de su vida donde se dedicó a navegar y a pilotar un bimotor entre las islas. En 1977, poco antes de su muerte, volvería a París para grabar su último disco, "Las Marquises", cuya última canción se titula de forma homónima. "Las Marquises" sería su testamento lírico. Yace enterrado cerca de la tumba de Paul Gauguin.
"Ne me quitte pas"
Jacques Brel "Les Marquises"
Ils
parlent de la mort comme tu parles d'un fruit
Ils regardent la mer comme tu regardes un puits
Les femmes
sont lascives au soleil redouté
Et s'il
n'y a pas d'hiver cela n'est pas l'été
La pluie est traversière elle bat de grain en grain Quelques vieux chevaux blancs qui fredonnent Gauguin Et par manque de brise le temps s'immobilise Aux Marquises
Du
soir montent des feux et des points de silence
Qui vont s'élargissant et la lune s'avance Et la mer se déchire infiniment brisée Par des rochers qui prirent des prénoms affolés Et puis plus loin des chiens des chants de repentance Et quelques pas de deux et quelques pas de danse Et la nuit est soumise et l'alizé se brise Aux Marquises
Le
rire est dans le coeur le mot dans le regard
Le coeur est voyageur l'avenir est au hasard Et passent des cocotiers qui écrivent des chants d'amour Que les soeurs d'alentour ignorent d'ignorer Les pirogues s'en vont les pirogues s'en viennent Et mes souvenirs deviennent ce que les vieux en font Veux-tu que je te dise gémir n'est pas de mise Aux Marquises. |
Hablan de la muerte
como tú hablas de un fruto
Miran al mar como tú
miras un pozo
Las mujeres son
lascivas bajo el temido sol
y si no hay invierno
tampoco es verano
La lluvia de través
golpea gota a gota
Algunos viejos
caballos blancos tararean Gauguin
y por falta de brisa
el tiempo se inmoviliza en Las Marquesas
Desde la noche suben
luces y puntos de silencio
Que van agrandándose y
la Luna se adelanta
Y el mar se desgarra
infinitamente roto
Por rocas que tomaron
nombres caprichosos
y después a lo lejos
los perros cantan de arrepentimiento
y algunos pasos de
ballet y algunos pasos de danza
y la noche es sumisa y
los alisios se rompen en Las Marquesas
La risa está en el
corazón, la palabra en la mirada
El corazón es viajero,
el porvenir pertenece al azar
Y pasan cocoteros que
escriben cantos de amor
Que las hermanas de
los alrededores ignoran de ignorar
Las piraguas se van,
las piraguas vuelven
Y mis recuerdos se
convierten en lo que los viejos hacen de ellos
Quieres que te diga
una cosa, gemir no es costumbre en Las Marquesas
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Vamos a terminar con una historia, y no con un personaje en concreto, el motín del Bounty. El HMAV Bounty, barco de vela de la armada británica zarpó desde Albión a finales de 1787 rumbo a Tahití. Estaba capitaneado por William Blight que había servido a las órdenes de James Cook. Su misión, transportar árboles del pan hasta el Caribe como alimento para los esclavos. Tras no poder cruzar el mítico cabo de Hornos tuvieron que trazar la ruta opuesta, por África, por el cabo de Buena Esperanza. Llegaron a Tahití varios meses después, habiendo pasado la época del fruto del árbol del pan. Los marineros tuvieron que instalarse en la paradisíaca isla, y lo que son las cosas, allí donde cohabitan hombres y mujeres, desde que el mundo es mundo, pues a algunos no les quedó más remedio que establecer relaciones con algunas nativas. Probrecitos. Cuando finalmente recolectaron los frutos, tuvieron que embarcar de muy mala gana, y así las cosas, en 1789 el primer oficial Fletcher Christian lideró un motín mediante el cual acabó apoderándose del barco. Al capitán y a algunos otros marineros, los montó en una barquita y ala, "pa casita".
La historia ha sido llevada al cine en mi opinión por tres grandes películas. La primera de ellas, "Mutiny on the Bounty" (1935) traducida como "La Tragedia de la Bounty". Dirigida por Frank Lloyd e interpretada por Charles Laughton como capitán y por Clark Gable como primer oficial. Ganó un único Oscar, el de mejor película. Destacar como curiosidad que la actriz de origen mexicano, Movita, sería la segunda mujer de Marlon Brando, quien protagonizaría la siguiente versión.
"La Tragedia de la Bounty" (Laughton, 1935)
La versión de 1962, también se llamaba "Mutiny on the Bounty", y por aquí la titularon con un "Rebelión a Bordo" que no dejaba margen a dudas. Dirigida por Lewis Milestone que acabó desplazando del rodaje a Carol Reed. El auténtico protagonista de la cinta fue Marlon Brando, que hacía de Fletcher Christian. Aquí comienza la relación de amor de Brando con los mares del sur, ya que a diferencia de la primera versión rodada en estudios y en California, ésta se rodó in situ. Brando se casó con la actriz polinesia y compañera de reparto Tarita Teriipia, su tercera esposa. De camino, simple mortal, se compró una isla en Tahití, que al final de su vida tuvo que vender para poder sobrevivir.
"Rebelión a Bordo" (Milestone, 1962)
La última versión, la que se acerca de manera más fidedigna a los hechos reales es la de 1984. "The Bounty" traducida como "Motín a Bordo" y dirigida por Roger Donaldson y protagonizada por Mel Gibson como rebelde y por Anthony Hopkins como capitán. Entre los secundarios, Daniel Day Lewis, Liam Neeson y el mismísimo Lawrence Olivier. La película producida por Dino De Laurentiis fue enteramente rodada en la Polinesia y en Nueva Zelanda y la banda sonora compuesta por un tal Vangelis.
"Motín a Bordo" (Donaldson, 1984)
He dicho que la última versión es la más fiel a los hechos reales. La historia terminó feliz para casi todos. Fletcher Christian arribó a la isla de Pitcairn que no aparecía de manera correcta en los mapas, por lo que era difícil de localizar, quemó el Bounty y vivió y murió en dicha isla. Por cierto, tras el motín volvió a Tahití y llenó el barco de mujeres nativas. Los descendientes de las mismas y los marineros siguen viviendo en la actualidad en dicha isla. El capitán Blight en un prodigio de navegación atracó en Timor, se le juzgó por perder la nave en Londres y fue absuelto.
Lust for Life
Ahora viene cuando se me va la pinza totalmente. Estaba pensando que quien sería el cenutrio que tradujo el título de la peli de Minnelli, "Lust for Life", algo así como lujuria por o ganas de vivir por el majadero de "El Loco del Pelo Rojo". Se quedó tranquilo el colega. Pues hilando fino, "Lust for Life" es el nombre del mejor disco de Iggy Pop sin los Stooges. Álbum que por cierto le hizo su compi de correrías de la época, un tal David Bowie - Deivid, please, si lees este blog, utiliza la herramienta Translation, somos legión los que nos gustaría verte en directo antes de que la espiches, si es en Tahití, mejor que mejor -. Pues eso, que Tahití y el resto de los mares del sur, aunque me parece a mí que especialmente sus mujeres, provocó en todos estos individuos unas enormes ganas de vivir.
Iggy Pop "Lust for Life"
Todo ésto me daría pie a su vez para seguir hablando por ejemplo de Trainspotting (Danny Boyle, 1996), pero esa sería ya otra historia. Eso sí, no dejen de pasarse por el Thyssen-Bornemisza si están en Madrid, ya que desde el pasado 9 de octubre hasta el 13 de enero tiene lugar la exposición temporal sobre Paul Gauguin.
Estas Navidades apareció en las noticias que, la replica del Bounty (con la que se rodaron todas las películas), se hundió tras una tormenta.
ResponderEliminarsaludos